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México, dos de Junio, 2024: el fin de un ciclo.

Imagen: Rotshild en Shutterstock

En esta fecha se define si los Mexicanos eligen terminar con el régimen de partidos políticos ante el surgimiento de una ciudadanía empoderada, o si eligieron terminar con la experiencia democrática y someterse a una autocracia que concentre todo el poder del Estado en una sola persona. No hay más.

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       En el primer caso, los partidos políticos que han tenido el control del sistema de gobierno con alternancias desde hace mas de dos décadas, tendrán que reinventarse para poder atraer el apoyo de una ciudadanía que se hartó de sus juegos de poder. Lo mismo hay unos que evolucionaron a través de casi un siglo para convertirse en botines de pandillas (PRI, PAN, PRD), que otros de reciente cuño que desde su fundación surgieron como negocios familiares con disfraz de activistas por la ecología (Partido Verde), de la ciudadanía (Movimiento Ciudadano), de los derechos de los trabajadores (PT), o de la defensa de los pobres (Morena). Salvo el último que también tiene un solo dueño, todos venden su apoyo, filiación y lealtad al mejor postor durante los procesos electorales, ya sea formando parte de coaliciones, o postulando candidatos como esquiroles para restar votos a los opositores del candidato de su cliente.

Foto: Alexas Photos en Pexels

     En el segundo caso, basta con ver el resultado de cinco años de un modelo esquizofrénico de gobierno que es un milagro. Lo es porque, a pesar de sus mejores esfuerzos, fueron incapaces de destruir un motor económico alimentado por las exportaciones a sus vecinos/socios del norte, gracias a un acuerdo comercial previsto y orquestado hace treinta años por el ahora demonizado régimen neoliberal, que, al mismo tiempo, creó las instituciones que fomentan y apoyan el desarrollo de la democracia que este régimen se empeña en destruir.

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    Tenía todo alineado para ser un gran Presidente: apoyo popular, legitimidad, una economía sana, una mayoría calificada en el Congreso, un sector privado que lo apoyaba plenamente, un acuerdo comercial favorable con la mayor economía del mundo al lado, profesionales a cargo de instituciones democráticas, respetabilidad y buena voluntad internacional, un clima de paz y concordia social, una oposición insignificante, un sistema de salud y de bienestar social sólido que cubría a un porcentaje sustancial de la población, en particular a la de menores ingresos, la violencia y el crimen organizado razonablemente bajo control, un gran aeropuerto de clase mundial ya financiado en su totalidad y terminado en más de un tercio, abundante liquidez para operar sin aumentar los impuestos, medios de comunicación favorables y un intangible extremadamente valioso: el entusiasmo, la voluntad y la esperanza de la gente de mejorar su nivel de vida mediante la ampliación de oportunidades, de terminar con la corrupción rampante, y de brindar seguridad y certidumbre en su vida cotidiana.

Foto: en lopezobrador.org.mx

   Le falló a los mexicanos.

   La imagen que mejor proyecta este sexenio es la de él siendo rescatado por un camión de redilas y su gabinete de seguridad en el panel trasero, luego de no poder continuar avanzando en un lodazal montado en un jeep del ejército que terminó varado en el lodo. ¿El hombre más poderoso de México no pudo llegar a Acapulco después de una tormenta, ni siquiera con la ayuda y los recursos de las Secretarías de la Defensa y de la Marina?. ¿Es eso creíble? Esa imagen expuso el nivel de ineptitud de este gobierno. No era el líder de Burundi o de Belice, ni el alcalde de Calpulalpan; fue votado para ser el Presidente del país con la entonces duodécima (ahora decimoquinta) economía más grande del mundo.  

Foto: en X.com

      Los caníbales que gobiernan llegaron al poder gracias a esas instituciones que ahora se empeñan en destruir. La anarquía que prevalece es resultado del deterioro causado por un hombre enfermo*, rodeado de saqueadores, incompetentes, pueblerinos, ignorantes y revanchistas que quieren acabar con un sistema político legítimo para reemplazarlo por un régimen totalitario que concentra todo el poder en una persona, lo más parecido al Supremo Líder de la teocracia Iraní o a las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Imagen: Wildpixel en iStock

      Desde hace casi seis años, se vive un golpe de Estado sucesivo, una concatenación de actos deliberados para destruir los contrapesos republicanos. AMLO, ha demostrado que puede estar por encima de la ley, controlando tanto el poder ejecutivo como el Congreso y parte del poder judicial, manipulando y bloqueando el nombramiento de funcionarios en los órganos autónomos que velan por la transparencia, la rendición de cuentas y las elecciones limpias, impulsando leyes anticonstitucionales que eliminen los límites o restricciones a sus facultades y estrangulando a las instituciones mediante el recorte de sus presupuestos incluyendo el del Poder Judicial, y atacando a Ministros, Jueces y Magistrados, acusándolos de corrupción sin el menor asomo de pruebas.

Imagen: @Stevee_maren2 en Twitter

      Como resultado, México es un país altamente polarizado donde, además, el crimen organizado ha incrementado su control territorial; el 27% de todos los municipios del país han sido abandonados debido a la violencia de los cárteles y de los restantes, el 9% no son habitables debido a la violencia (INEGI). En la elección de 2021, 36 candidatos y 102 políticos fueron asesinados. Durante el actual proceso electoral, esa cuenta se ha incrementado a 225 y contando (Integralia). No les importan los pobres mientras las limosnas que les dan les aseguren votos, eso es lo único que les importa. En realidad, quieren el mayor número posible de pobres. La demagogia no sólo está en la retórica de los sermones matutinos, sino incluso en el nombre de instituciones a las que se añade la palabra bienestar, y la más ridícula es el Instituto para devolverle al pueblo lo robado.

Foto: AFP/str en es-us.noticias.yahoo.com

       Su candidata para sucederlo ya emula a los políticos demagogos que suelen hacer promesas irrealizables, y que cuando llegan al poder las elevan a rango constitucional como si eso, por sí solo, cambiara la realidad. Después de eso, promueven que se escriban esos derechos constitucionales en letras de oro para colocarlos en los muros del Congreso y marcar así su hazaña para la historia. En lugar de escribir un libro titulado “Gracias”, debió publicar uno titulado “Perdónenme”. Sería más apropiado por el daño irreparable hecho al país quien ha defraudado profundamente a su pueblo.

Foto: en nación321.com

El Futuro

       La única posibilidad de salvar a México de convertirse en una autocracia es destituir a esta facción gobernante mediante una votación cuantiosa en favor de la oposición, la auténtica oposición, la que ha logrado sumar a millones para protestar en contra del gobierno de López Obrador.

Imagen: Sefa Ozel en iStock

      Después, habría que empezar por la concordia, para poder acordar un nuevo pacto social, ya que el actual está vapuleado, abollado y agotado. A partir de ello, imponer el orden, terminar con la cultura del tolerado, cumplir y hacer cumplir los mandatos constitucionales sin excepciones; recuperar para el Estado las funciones y obligaciones que le corresponden y que indebidamente se han adjudicado agrupaciones criminales, sin objeción e incluso con el apoyo, complacencia y complicidad de las propias autoridades. Sólo así será posible acordar un proyecto nacional de largo plazo pensando en las próximas generaciones, con objetivos claramente definidos, partiendo de una estrategia que considere las políticas, planes y programas, instituciones responsables y los recursos para lograrlos. 

Foto: en elblogdelnarco.com

     Para ello, se deberá impulsar la educación, proporcionar servicios de salud, perseguir y controlar la delincuencia y garantizar el cumplimiento de la ley, facilitar procedimientos y apoyar el emprendimiento de proyectos productivos, simplificar y depurar la tramitología para cumplir con obligaciones cívicas, proveer de infraestructura útil y eficaz, reforzar las instituciones que garantizan el funcionamiento de procesos democráticos y la rendición de cuentas y aquellas que regulan la equidad en la actividad económica, usar toda la fuerza del Estado para el beneficio de los Mexicanos. 

Imagen: Yuttana Contributor Studio en Shutterstock

    Además de todo lo antes señalado, el nuevo gobierno recibirá una tesorería en bancarrota, con compromisos de gasto muy superiores a los ingresos recaudados y con una obligación de pago de intereses de una deuda pública que rebasa por mucho la capacidad de pago de un gobierno que recauda sólo una parte de lo que podría. Ante eso, el reto para la autoridad hacendaria será hacer muy atractivo para los que representan el mayor porcentaje de la actividad económica, tanto negocios como trabajadores que operan en la informalidad, que se incorporen de lleno al sistema económico formal para poder acceder a todos los beneficios que eso representa. Además, muchos de los que se encuentran en la informalidad, ya pagan un tributo, pero no a la autoridad recaudadora sino a los grupos criminales y a algunas autoridades que los extorsionan.  

Imagen: Francescoch en iStock

       En resumen, quien gane la elección recibirá un gobierno en bancarrota, un nivel de violencia que requiere ser atendido con urgencia en una parte importante del territorio, una cultura de tolerancia que requiere ser sustituida por una de cumplimiento de la ley, un gobierno con funcionarios mediocres que no cumplen mínimamente con un perfil profesional y que el estar mal pagados los justifica para prestar un mal servicio, casi el 40% de la población que carece de acceso a servicios de salud, una economía que durante esta administración tuvo un crecimiento promedio anual menor al 1%, un presupuesto de egresos comprometido para pagar promesas de campaña y al pago de intereses de una deuda que niegan que haya aumentado, pero que juntos absorben un monto mayor que el que se destina a educación, salud y seguridad.

Imagen: Nikko Macaspac en Unsplash

Es deseable que el proceso electoral se dé en un ambiente civilizado y que el resultado de la elección sea por un margen suficientemente amplio para evitar una crisis por falta de legitimidad. El panorama se ve diferente desde afuera del Palacio Nacional.  Hace falta algo más que culpar de todo a una guerra sucia por la etapa electoral, emprendida por las fuerzas oscuras del imperio del mal que controlan los emisarios del pasado.

Imagen: Andrii Yalanskyi en iStock

* https://sepgra.com/how-to-spot-a-self-centered-megalomaniac-psychopathic-narcissistic-president/


SEPGRA Political Analysis Group.

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